Fielding, Henry.
The History of Tom Jones, A Foundling. Washington Square Press, 1964 ed. London, 1749.
Who were the real parents of the infant that Squire Alworthy finds in his bed and rears as his own son and calls "Tom Jones"? After he ruefully expels the lad from his estate, due to the treachery of the squire's nephew & Tom's rival Blifil, will Tom regain the good Squire's favor? More urgently, how will Tom consummate his love, requited, for the lovely Sophia, despite his own low and bastardly birth and the violent opposition of Sophia's father, Alworthy's crude and simple neighbor, Squire Western? Through many rollicking adventures, including bedding & nearly bedding several other women, saving the life of a very peculiar hermit, a night's entertainment with a band of gypsies, the acquisition of comical superstitious barber-surgeon-pedant as his loyal companion, a tussle with a highwayman, a masked ball, some letters gone astray, mistaken identities, a duel and a charge of murder, and the shock of hearing that he has lain with his own mother, Tom pursues his Sophia to London. Thither she has fled her father to avoid being forced to marry Blifil -- and nearly is raped by a young lord, and then caught and reconfined first by her father (who loves her but demands she marry Blifil, because it would be good to join the two estates and thus, he believes, good for her happiness), and then by her father's old maid sister. All is finally resolved in the last pages: we learn Tom's true origins, he gets the girl & they live happily ever after, reconciled to Alworthy & Squire Western, and all the many other characters get their various just desserts.
I have never enjoyed a book more. At many moments I laughed out loud at the droll adventures. I chuckled over Fielding's wicked prologues (where he expounds upon the writer's craft, the reader's likely impatience, the obtuseness and perversity of critics, the superiority of noble & energetic spirits over dour repression, and the vagaries of fame). And finally I was amazed at the ingenious turns of plot & its ultimate resolution. 2004.6.26
Cela, José Camilo.
La colmena, Clásicos Castalia. Madrid: Editorial Castalia, 1989.
Madrid, invierno de 1943, es una colmena donde sendos personajes siguen sus instintos y tímidos deseos, tratando de sobrevivir con algún rasgo de dignidad bajo el frío, la pobreza y la represión de los recién victoriosos franquistas. Sus vidas entrecruzan en el café "La Delicia" de la repugnante y gritona doña Rosa, el bar "Aurora" del anarquista y veterano del ejército republicano Celestino Ortiz (que puso ese nombre al bar porque es gran admirador del libro Aurora de Nietzsche, que lee como si fuera la Biblia), y la "casa de citas decente" de la Celia Vecino, viuda de Obdulio Cortés. La señorita Elvira, "buscona asidua del café de doña Rosa" (según el Índice de Personajes en esta edición) tiene un sueño/pesadilla erótica donde se masturban unos enanos mientras un terrible tigre se le lanza encima y se convierte en gato-amante). Otros momentos memorables incluyen cuando don Roque, médico, y su hija Julita se cruzan en la escalera de la casa de citas de Celia (donde a Roque los espera su querida de turno, y Julita acaba de dejar a su amante), y cada uno inventa una excusa para estar allí; la rabia y orgullo de Petrita cuando decide aceptar prostituirse para ganar dinero para curar a su novio, que está en cama con tuberculosis; la muerte de la anciana Margot, madre de el mariquita de 53 años Julián Suárez, "la fotógrafa", aparentemente estrangulada pero no se sabe por quien, y la noche que pasan "Fotógrafa" y su amante Pepe el Astilla en carcel. Entre más de cien personajes con nombre y señas, no hay uno cuya historia toma precedencia sobre las otras, pero la que se destaca un poco más (y concluye la novela) es el de Martín Marco, "un hombrecillo desmedrado, paliducho, enclenque, con lentes de pobre alambre sobre la mirada," que raras veces tiene un duro (cinco pesetas), ni tiene trabajo ni carrera, pero escribe poesías y tiene una idea vaga de ser escritor, y al final de la obra está buscado por la policía, posiblemente por haber militado en el FEU (Federación Española, o Estudiantil (?), Universitaria) durante la II República. 20040716
Yourcenar, Marguerite.
Memorias de Adriano. Translated by Julio Cortázar. Barcelona: Editorial Planeta, 1999.
Viejo emperador, moribundo, cuenta su vida y filosofía a su sucesor escogido, Marco Aurelio, en esta larguísima carta. Nacido en España y criado por su abuelo cerril y medio mago, Marulino, el joven Adriano hace brillante carrera militar contra las tribus germanas y luego en Dacia. Nombrado gobernador de Palestina por el emperador Trajano, prevé el desastre cuando éste, ya viejo, emprende campaña para conquistar Asia y realizar un viejo sueño inspirado en las historias sobre Alejandro Magno. En su lecho de muerte Trajano finalmente adopta a Adriano como hijo y sucesor cuando éste ya tiene 42 años. A diferencia de Trajano, el nuevo emperador negocia la paz cuando puede con las naciones vecinas y pretende extender la justicia y el orden a través del imperio para que Roma dure aún cuando en un future dejase de basarse en Roma (la ciudad); en sus últimos años (se enferma antes de llegar a 60) desgraciadamente no puede evitar una guerra terrible contra los celotes judíos que termina con la casi total destrucción de Jerusalén. Adriano también cuenta de sus amores, especialmente con el griego Antinóo, una suerte de joven fauno rústico, que se suicida a los 20 años en un acto de sacrificio por amor al emperador Adriano. La guerra en Palestina y la muerte de Antinóo, a quien Adriano convierte en dios y en cuyo nombre funda una ciudad, son las grandes tragedias en un gobierno mayormente de paz y fortalecimiento del orden y economía imperiales que ha durado 18 años. Hay pasajes descriptivos lindísimos (de España, Alejandría, Roma), observaciones filosóficas intrigantes, y episodios dramáticos, pero el interés del libro en total reside en su retrato de la vida de élites en este período; Adriano mismo no llega a ser un personaje tan cautivante como el Claudio de "Yo Claudius" de Robert Graves. 2004/08/06
Delibes, Miguel.
La hoja roja, Biblioteca Básica Salvat de Libros RTV. ?: Salvat Editores, S.A. con la colaboración de Alianza Editorial, S.A., 19??
Un anciano que sólo espera la terminación de su vida encuentra una jóven que no sabe cómo empezar la suya. La Desi es más bruta que la pila de un pozo (como le dice una amiga) cuando llega de su pueblo y empieza a trabajar como criada del viejo Eloy, que repite continuamente que le "ha salido la hoja roja" (del librito de papel de fumar, que advierte que sólo quedan cinco hojas), y el decir de un amigo de juventud de que la jubilación es la antesala de la muerte (y que ese amigo se había ido hace más de 20 años sin guardar antesala). El viejo, tímido toda su vida de 70 años, hace esfuerzos por reconectarse con antiguos compañeros de trabajo (53 años en aseo urbano), del club de fotografía, y cuando éstos lo rechazan, finalmente con su hijo en Madrid, donde ve que es un estorbo. La Desi, que se considera vieja porque solera a los 20 años, hace todo lo posible por comprometer a casarse un chico de su pueblo an bruto y hasta más cerril que ella, cuando éste llega a la ciudad para la mili (servicio militar); pero el chico ("el Picaza") sólo quiere aprovechar de ella (para que el lavado de ropa y las relaciones sexuales, que ella no concede) y finalmente comete una locura tan grave (degüella a una mujer en la calle porque le mentaba la madre porque él le había tirado una rata muerta a la cara) que termina en un calabozo militar, haciendo añicos las ilusiones de la chica. Al final el viejo Eloy y la Desi aceptan que se necesitan mutuamente, y él le propone el matrimonio.
Escenas memorables: nochebuena, cuando el viejo le manda a la chica a comprar una botella de clarete, se emborrachan (con muy poco) y empiezan a cantar y hasta bailar (torpemente) las canciones de boda que la Desi recuerda de su pueblo; Eloy en el cementerio, después del entierro de su último amigo de juventud, Isaías, lee las lápidas de otros y recuerda las muchas historias de esas personas que las lápidas no cuentan; el bochorno del viejo cuando visita al hijo en Madrid y no puede hacer ni que el hijo se sonría ni que la nuera le diga "padre"; Eloy llevando a la chica al cine por primera vez en la vida de la joven. Todo ocurre en 1955 en un Valladolid donde nada cambia, salvo que en lugar de un rey (Desi ni siquiera sabe que significa "rey") hay un Franco en los titulares que Desi, bajo la tutela paciente de Eloy, se esfuerza por leer. Libro muy sentimental, con un conmovedor retrato de la vejez y otro de la bruteza obstinada de la vida de pueblo, que hace más comprensible los delirios de los analfabetos aferrados a sus creencias ya sea en el Talibán o en otras partes. 2004.08.09